Cuando era pequeña e ilusa (nel, nunca lo fui)... el caso es que por Acapulco paso el huracán Paulina y en mi escuela recolectaron víveres, llegando a casa busque frijol negro que mi abuela nos había dado, junte dos kilogramos y en un papel puse mi nombre, dirección y palabras de aliento para la persona que le tocaran mis frijolitos... Tuve por mucho tiempo la ilusión, de que algún día llegaría a mi una carta y tendría un amigo por correo... Les dije que nunca fui ilusa, MENTIRA!!!. La dichosa carta nunca llego, pero creo que posiblemente los víveres se perdieron por el camino... por eso debemos de hacer nuestras donaciones directo con instituciones de gobierno o con la Cruz Roja
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