Carlos: Ha de ser bonito, que así huela la tumba de uno... Cuando me muera te encargas de que me entierren aquí.
Catalina: Te vas a morir en Nueva York o en París de viejito, ya no te va a importar a que huela tu tumba.
Carlos: Cuando me muera, cuando me muera, quiero que mi tumba huela como tu cuerpo ahorita.
Catalina: Ahí tienes tu tumba de flores ¡ Imbécil!