Ese año pasaron muchas cosas en este país (la recesión económica de los estados unidos, Juanito como delegado de Iztapalapa etc.). Entre otras, el y yo nos casamos.
Lo conocí en un chat. En que otra parte iba a ser si hoy en día, todo pasaba en el chat: desde los noviazgos hasta los asesinatos, como si no hubiera otro lugar.
Entonces el tenía 31 y yo menos de 22. Estaba chateando con mis amigas cuando lo vimos acercarse. Dijo su nombre y empezó a conversar entre nosotros. Me gustó. Tenía las manos grandes y unos labios que apretados daban miedo y, riéndose, confianza. Como si tuviera dos cosas. El pelo después de un rato de hablar se le alborotaba y le caía sobre la frente (Aunque se lo cortaba un gay) con la misma insistencia con que él lo empujaba hacia atrás en un hábito de toda la vida. No era lo que se dice un hombre guapo (bueno mi tipo sí, pero el se paraba mucho la pompa). Tenía los ojos demasiados chicos y la nariz demasiado grande (ahh pero como me gustan los narizones, como diría la prietu a ti te gustan flacos, rockeros, melenudos,etc), pero yo nunca había visto unos ojos tan vivos y no conocía a nadie con su expresión de certidumbre.
PD1: El año de mis veintidós años quise regalarme una noche de amor loco con un adolescente virgen. Me acorde de mi shikitaa, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenas amigas cuando tenía una novedad disponible. Nunca sucumbí a ésa ni a ninguna de sus muchas tentaciones obscenas, pero ella no creía en la pureza de mis principios. También la moral es un asunto de tiempo, decía, con una sonrisa maligna, ya lo verás...
PD2: tengo ganas de fiesta y que corra el alcohooool!!!
PD3: estoy enfermaenfermaenfermaenfermaaenfermaenfermaenfermaenfermaenfermaenferma.
PD4: Amo a Ángeles Mastretta y a Gabriel García Márquez